17 de junio de 2013

Adelanto "segunda temporada".







La sintió llorar, aun a pesar de que no hubiese hecho ruido. Podía notarlo de alguna manera, y se sintió culpable por ello. Por intentar hacerla cargar con algo más. Porque sabía que si de alguna manera hubiese llegado a ayudarle a salir de allí, entonces solo cargaría con algo más durante el resto de su vida. Y Zen se sintió egoísta por algo así. Pero si realmente no había otro remedio…Prefería quedarse allí y hacer lo que tenía que hacer en sus últimos alientos de vida, porque nadie más que él podía acabar con todo eso. Nadie más que él podía vencer a Abel, el rey de los humanos. Era él, él debía de acabar con todo. Y quizás Midori, quizás podría encontrar esa vida feliz que él tanto quería para ella. Quizás dentro de unos años podría tener todo eso como un mal recuerdo y vivir de verdad. Enamorarse sin tener que sufrir. Y ser feliz. Entonces Zen si moría, podía morir feliz de alguna manera mientras pensase que podía salvar su sonrisa, tal y como le había prometido a Haruka hacía ya muchísimos años. Porque él en vez de hacerla sonreír, acababa haciéndola llorar. Como justo en aquel momento.

15 de mayo de 2013

La torre del reloj.



Una ciudad de noche, solo la iluminación necesaria, más que nada farolas en aquella plaza donde un gran reloj la adornaba. Exactamente el lugar donde Zen y Midori tuvieron el "primer encuentro". Pero aquella noche era diferente. Importa una mierda cómo llegaron hasta alli...Lo importante es que él la apoyó con cuidado en la pared de la torre del reloj central, y la miró a los ojos mientras los bajos de su chaqueta ondeaban con gracia. Ladeó la cabeza hacia un lado, mientras se acercaba a la chica.

Ésta casi que ya podia notar su aliento... El momento pareció pararse. Y él se fue pegando más y más, uniendo su nariz con la pequeña de ella, entrecerrando los ojos, observando sus mofletes colorados. Sus labios pasaron a acariciar los labios de ella, y allí a captar su aroma aun más de cerca, susurró tan cálido como Zen, el frío Zen podia llegar a ser.

- Te quiero...

Acabó por cerrar los ojos, e intensificó el beso, ahora mezclando la saliva con la de ella.


8 de mayo de 2013

Ficha: Midori Yukiko




 Nombre 
  Midori Yukiko, aunque suele presentarse como Rin con quienes no confía en un principio para mantener a salvo su identidad.

 Raza
  “Humana”; Portadora; Conocida en la guerra como La Inocencia de Dios.

 Edad
 19 años desde su despertar, 69 desde su nacimiento.

 Físico
 De mediana estatura, no es muy pequeña, pero normalmente es la más baja del grupo con quien esté. Es delgada y tiene poco pecho. Sus ojos son de una mezcla extraña, entre rojo y fucsia. Su cabello, en la coronilla es tirando a blanco, y el resto rosado, de un color liso y quizás algo llamativo. Su tez es  bastante pálida desde siempre, suave y delicada aparentemente. Su nariz, pequeña y poco respingona. En general, podría considerarse de rostro “adorable”, sin llegar a ser demasiado aniñado. Tanto sus mejillas como sus labios suelen adoptar siempre un tono rosáceo inconfundible, siendo los “colores de vida” que la caracterizan. No posee ninguna cicatriz en su cuerpo a pesar de las heridas que  ha recibido o sanado de los demás, quizás porque la pureza de su alma se refleja en su físico. Tiene unas manos delicadas, como toda ella o todos sus gestos.

6 de mayo de 2013

Ficha: Zen Renjou


Nombre
Zen Renjou.

Raza
Nodens. Hubo un tiempo en el que fue el Segundo, actualmente ha desertado y ni siquiera tiene un rango, aunque todos lo conocen por ser el ex-segundo, o el renegado/rebelde/desertor.

Edad
98 años.

Físico

Su apariencia no es demasiado joven ni adolescente, es más bien un “joven-adulto”, bastante alto, rondando el metro noventa. Su cabello es liso y de mechones largos, aunque no demasiado, más o menos por encima de los hombros, de color tan negro como el carbón. Sus ojos son de un dorado muy intenso, y sus pupilas rasgadas, característica propia de los Nodens. Puede considerarse delgado, pero de cuerpo bien formado y fuerte, no siendo demasiado musculoso y de forma muy notable, pero notándose que no es un enclenque cualquiera. Su tez blanca, pero sin llegar a ser pálida. Tanto su mirada como su expresión demuestran la más pura indiferencia o amenaza, queriendo o sin querer. Rara vez sonríe, y mucho menos por desconocidos. Viste siempre de negro, no por nada es el “rey” de dicho bando, y siempre viste una larga gabardina del mismo color.